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MISTERIO EN EL BANCO DE FRANCIA

MISTERIO EN EL BANCO DE FRANCIA

Audrey Barraud, un chico de doce años, de estatura media, pelo y ojos marrones, corpulente pero delgado con una nariz muy pequeña, entró en clase más tarde de lo habitual. Su despertador había dado la hora, cinco minutos antes de entrar en la escuela y no tubo tiempo de levantarse, desayunar e irse a estudio.
Era el dia antes de “Halloween”. Al salir, hacía mucho frío y se tubo que abrochar el abrigo.
Tardó otros cinco minutos desde su casa a la escuela. Sus compañeros, se rieron cuando entró por la puerta, porque a causa del viento, al abrigarse bien, descuidó la mochila.
Alexandre Courtois, profesor y pariente de su familia, le pidió que lo acompañara, para hablar discretamente con él, en el pasillo.
  • ¿Porqué has llegado tarde?
  • El despertador, sonó cinco minutos antes de las nueve.
  • Tendré que hablar con tus padres.
  • No hables con ellos, por favor… ¡No volverá a suceder!
  • Me obligan a hacerlo, pero te daré una oportunidad, porque es la primera vez. A la próxima… ¡Tendrás una consecuencia!
  • De acuerdo… ¡Muchísimas grácias!
  • Ahora entra, que hace frio.
Después de clase, George McMillan (un amigo), y él, se fueron hacia el cementerio para visitar la tumba de la madre del muchacho, la cual habia muerto, hacía dos años, porque un coche que iba en dirección contraria a la de Mary, chocó contra ella y en el accidente, murió.
Unos amigos de George, les saludaron. Estaban pintando la puerta de aquel lugar húmedo y tenebroso. Después de hablar con ellos, y de estar tristemente, delante del sepulcro, se despidieron y se fueron a sus respectivas casas.
Al dia siguiente, padre e hijo escucharon por la radio que habian robado cien euros del banco de Francia, durante la noche anterior, unos chicos de su edad. Eso le hizo pensar que habian sido George y alguno de sus amigos, pero no sabia cual de ellos era el culpable.
Se preguntó también cómo lo habian hecho para quitar la alarma del sitio inocente dónde habian entrado y cómo se escaparon del lugar tenebroso que hacia poner los “pelos de punta”.
Llamó a sus amigos pero estos no contestaron a su llamada.
Aquella noche, George, cogió el teléfono y habló con Audrey. Se confirmó lo que sospechaba. Ellos eran los culpables.
No quiso ir a comisaría a denunciarlos.
Dos dias más tarde, se presentaron dos inspectores del cuerpo nacional para interrogarle.
El delató a sus compañeros y le felicitaron por su maravillosa fuente de información.
Durante tarde de aquel jueves dos de noviembre se producieron las detenciones de George, Billy y Arthur y todo, por fin se acabó.

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